Los pensamientos se alejan de mi mente, pero aun siguen estando, siguen intentando aplastar restos de un recuerdo, restos del corazón. Te queman la cabeza dejándote a oscuras, dejando que la duda se apodere de la razón, se apodere de tus ojos y de una tonta explicación.
Pensamos en intentar, en hacer y después dejar. Nos da vuelta la cabeza y no la podemos controlar hasta meternos en un mundo de porqués sin razón, del que nos encerraremos toda la eternidad.
Nos metemos en un juego de razón y corazón donde el más tonto sale ganador. Donde la razón explica lo que jamás entenderá el corazón ya que no esta capacitado para dar una solución. Inventamos mil razones para defender al corazón, lo hacemos por miedo a herirlo, por miedo a ya no encontrarle a sus sentimientos ninguna clase de inspiración.
La realidad se nos escapa y nos ahogamos en un temor a ver el mundo real, a ver lo que hay que ver, a no esconderse más. Aprendamos a pensar y a entender que la razón no siente que la razón no ve, que ella solo busca entender al corazón que ama y enloquece y puede morir de amor.
Sangran las heridas en los pensamientos que no acaban. Que transforma a nuestra mente en un laberinto sin salida. Para liberar un sentimiento hay que romper paredes y enfriar tu corazón para no terminar muriendo en un mundo sin saber como despegar tanto amor del corazón.
