No encontramos soluciones, buscándolas, si no que la encontramos cuando menos lo pensamos y cuando mas lejanas están las encontramos. Al tener menos royos en nuestras mentes que dicen siempre lo mismo vamos a poder encontrar más piezas en este inmenso rompecabezas y así las pondremos cada una en su verdadero lugar, el que pertenecen.
¿Cuál es el lugar de cada pieza, persona, sueño o sentimiento? ¿en que lugar ponemos cada cosa? En la esquina para que pase de ser percibido o en el medio resaltando.
¿Ubicamos bien nuestros miedos? O los ponemos donde no los pueda ver casi nadie.
¿Ubicamos bien nuestros sueños? O simplemente no los ubicamos en ningún lado.
¿Ubicamos bien nuestros sentimientos? O los ponemos en un lugar para que resalten aun cuando estén rotos o desiertos.
¿Dónde ubicamos los momentos? Sea el que sea ¿Cuánto vale para nosotros, para darnos cuanta en que lugar va?
Cada uno ubica cada pieza donde cree que va, donde cree que corresponde ¿y si ese no es su sitio? Todo se desarma el rompecabezas vuelve a desordenar nuestra vida. Pero de eso se trata la vida, de armar y desarmar rompecabezas, nadie es lo suficientemente inteligente como para saber donde van sus momentos, sueños, sentimientos, por que la inteligencia no entiende razones de vida, solo entiende lo imperfecta que es y por eso arma y desarma a su antojo y busca ciegamente ser perfecta y cuando cree lograrlo es demasiado tarde.
Nuestra vida es un continuo rompecabezas, lleno de piezas, hasta que un día deja de serlo y se transforma en recuerdo de otros.
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